24.8.10

Hace poco me preguntaron si me gustaría saber sobre mi futuro, sobre quién va ser mi compañero de vida, sobre quién voy a ser en diez años. Dije que no. De qué sirve saber lo que viene, estar prevenido, si lo divertido e inquietante de esta vida es no saber qué va a pasar, no saber las consecuencias de lo que hacemos y tener ese poder de elección y de optar por lo que nos parece mejor para después aprender de nuestros errores (o no), darnos cuenta de a quiénes elegimos para que nos acompañen en este camino y para aprender un poco más de nosotros mismos.
.
De todas formas, creo que me hubiera sido útil saber que cuando uno muere no hay nada que lo reviva, solo el recuerdo... hubiera disfrutado así un poco más a mi abuela paterna, hubiera sacrificado horas de juego sobre los paneles de pasto sintético, para estar con ella viendo la televisión, o comiendo esos caramelos ácidos que eran (y son) los mejores. Y tal vez, no me hubiera asustado ni gritado tanto cuando Piki se me subía para hacerme caricias o jugarme y me hubiera acostado en el pasto a rodar con ella.
.
Si hubiera sabido que a los ocho o nueve años esa lata de pintura, en el medio de la galería del jardín de mi casa, me iba a costar una marca horrible en mi rodilla derecha... si hubiera sabido que el borde de se látex era tan filoso, no hubiera intentado pasar saltando por al lado de ella, no me hubiera tirado al piso mientras se desangraba mi rodilla, ni le hubiera tenido que preguntar a mamá, con los ojos llenos de lágrimas, si me iba a morir.
.
Si hubiera sabido a tiempo que con el cinturón de seguridad era todo más seguro, me lo hubiera puesto esa misma mañana y así estar aferrada cuando en la boca del túnel un auto siguiera de largo sin importar que mi papa avanzaba y tampoco hubiera sido necesario que mi ojo quede totalmente morado por aproximadamente un mes, y menos aún tener que haber ido al colegio caminando mientras lloraba de dolor (o tristeza).
.
Si hubiera estado enterada de tantas cosas, de tantas personas que no merecieron estar conmigo tanto tiempo, compartir mis días o ser partícipe de mis aventuras, no las hubiera elegido... o sí. Quiera o no ellas son (y serán) parte de mi historia, para siempre. Algunas cosas se alejaron, algunas personas se fueron (o las heché a patadas) y otras recién están llegando: pero todas dejaron cosas en mí, risas, llantos, mimos, abrazos, besos, caricias, peleas y discusiones, pero sobre todo experiencia. Y no se si las volvería a elegir o no, pero estoy segura que nada hubiera sido igual si no aparecían en mi camino. Creo que el secreto de la vida está en saber apreciar las pequeñas cosas, de querer mucho a aquellos que te ayudan y que comparten tus alegrías y en disfrutar cada segundo, sin dudar de, cada vez, animarse a más.
.
G