17.8.10

Flash

Sola, una noche. Sola, una noche de verano. Sola, una noche de verano, en una terraza. Sola, una noche de verano, en una terraza, frente al mar. No, mejor aún: con un chico, una noche de verano, en una terraza, frente al mar. No no. Volvé para atrás: sola, una noche de verano, en una terraza, frente al mar. Música buena, de la vieja, de esa que se mete en tu cuerpo, llega a los sentidos y te hace mover como loca. Cerveza. Un buen vaso de cerveza, fría, muy fría. Vestidito haciendo contraste con mi piel bronceada dejando que mis ojos resalten aún más. Pelo suelto, jugando con el viento. Descalza. Dejando que los pies acaricien la arena húmeda. Llega un grupo de chicos, me miran. Miran mi piel transpirada que deja ver el efecto del sol. Y no me importa. Me miran, me miran mucho. Se acerca uno, me agarra de la mano, dibuja una sonrisa en su rostro y empezamos a caminar por la orilla del mar. Caminamos, caminamos mucho. Yo, con mis sandalias en la mano y mi vestido contra el viento. El, enamorándose de mí. Y el alcohol que empieza a pegar. Diecisiete años. Adolescente, bien adolescente. Y que no me importe nada. Y que la noche termine... como tenga que terminar.
.
Está bueno dejar volar un poco la fantasía
.
G