Un nudo en la panza. Esto que me trae loca hace tiempo ya y que hoy parecería volver a explotar. Estas ganas de viajar, de saber que hay más allá. De dejar de pensar y de caminar. Caminar... sentir el viento contra mis sentidos, cantando, gritando o levantando los brazos bien alto. Junto al mar o en la ciudad. Sola. Sin tener que mostrar, solo caminar. Caminar y soñar con lo que vendrá. Caminar y, al mismo tiempo, mirar hacia atrás. Ver a gente que ya no está más y que no crees volver a cruzar. Y mirar. Y mirar y no sentir nada más que un alivio y un no va más. Una sonrisa mezclada con ansiedad por lo que vendrá. Y caminar... y soñar con lo que vendrá.