13.8.10

Besame mucho

Hay besos y besos. Besos en el cachete, en la boca, en el cuello, en el ombligo. Dulces, largos, lentos, rápidos, escurridísos, fuertes, babosos, cortos. Y todos aquellos tienen un porqué. Porque aquel que dice que no sintió nada es un mentiroso. Siempre se siente. Y no digo que se sientan cosas lindas, he llegado a sentir unas ganas inmensas de separarme, separarnos, gritarle en la cara y salir corriendo... y también tuve ganas de quedarme ahí, pedir que se detengan los minutos y se alarguen los segundos y no despegarme nunca, nunca, más.
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