14.8.10

Haedo, Buenos Aires
14 de Agosto
Sr. Invierno:
Te escribo porque aunque hace más de un mes y medio que nos vemos todos los días no te puedo hablar, tu tristeza es evidente y tu desnudez y la constante caída de tus hojas me intimidan.
Por primera vez en diecisiete años estoy enojada con vos. Siempre fuiste mi preferido pero hoy te dejo. No me quedan bien los gorros, ya lo sabemos, no me gusta ponerme muchos sweters y tenérmelos que sacar cuando entro a algún lugar. No me gustan las salas cerradas, ya lo sabemos, y menos aún si los demás no quieren que tu viento y aire fresco nos den un abrazo. Nunca fui fiel a los guardarropas, estoy cansada de enfermarme: acepto un resfrío y una tos de vez en cuando, pero el dolor de garganta me está matando de a poco. Tu amiga la humedad es asquerosa, mi pelo se achicharra y las bufandas me ahogan. Me duele la panza de comer tanto chocolate y me aburrí de la polenta.
Voy a extrañar tu viento fresco haciéndole mimos a mi pelo, las medias calentitas y las tasas de leche chocolatada caliente en mi mano. Pero chau, no te quiero más acá. Quiero decirle hola a la primavera con un short y musculosa en la mano, dibujar una sonrisa en mi cara y fruncir los ojos y que se me arrugue la frente por el sol inmenso que me saluda.
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G